En Chile, existen diversas plantas tóxicas que, aunque muchas se utilizan en jardines por su apariencia llamativa, representan un riesgo de intoxicación. La primavera es especialmente delicada, ya que el brote de flores de colores vibrantes puede atraer la atención de niños y mascotas, quienes pueden llegar a ingerir sus partes tóxicas.
Según especialistas, la toxicidad de estas plantas puede producir efectos nocivos en la salud, siendo los casos más frecuentes los derivados de su consumo accidental. La planta Acónito común, también conocida como casco del diablo o matalobos, es una de las más venenosas. Esta planta crece en lugares húmedos y sombríos, y es altamente tóxica, especialmente en sus hojas y raíces. La ingesta accidental de cualquier parte de esta planta puede causar síntomas graves, como problemas respiratorios y alteraciones en el ritmo cardíaco, debido a la presencia de alcaloides que afectan el sistema nervioso central.
El género Prunus, que incluye especies como el almendro y el laurel de cereza, también es común en Chile, especialmente en jardines y áreas urbanas. Aunque sus flores y frutos pueden parecer inofensivos, las semillas de estos árboles contienen compuestos tóxicos como el cianuro, cuya ingesta en cantidades elevadas puede resultar letal. Estos árboles ornamentales, presentes en calles y parques, son especialmente peligrosos cuando sus frutos caen al suelo, volviéndose accesibles para niños y animales.
Otra planta peligrosa es la Anagalis, o pimpinela rosada, que se encuentra en terrenos tanto cultivados como abandonados, entre la región de Atacama y la Araucanía. Sus pequeñas flores de color anaranjado o azul con anillos rojizos en la base pueden resultar atractivas, pero toda la planta es tóxica y su ingestión puede provocar síntomas gastrointestinales graves. Se debe evitar su contacto, especialmente en áreas frecuentadas por niños.
El árbol conocido como Árbol del paraíso, o Melia, es otro riesgo común en Chile central debido a su popularidad en áreas verdes. Sus pequeñas bayas amarillas, que surgen cuando madura, son altamente venenosas. La ingestión de estas bayas puede causar vómitos, diarrea e incluso síntomas neurológicos severos. A pesar de su belleza, es esencial tomar precauciones en jardines y parques para reducir los riesgos asociados a esta planta.
Por último, el Anís estrellado japonés, también llamado badiana de Japón, se ha identificado en productos contaminados en Chile. La corteza y el fruto de esta planta contienen compuestos tóxicos que afectan el sistema nervioso, causando desde irritaciones leves hasta efectos más serios en casos de consumo elevado